Los maestros y gurús de finales del siglo XX.
«En este mercado de vendedores de medicinas ocultas, no corras de acá para allá, de tienda en tienda. Sientaté más bien en el puesto de aquel que pueda darte el verdadero remedio».
Munaqib el-Arifin.
Cada final de milenio se ha caracterizado por un gran número de milenaristas, gurús, maestros y mesías; sin embargo la última década del siglo XX ha sido la más prolífera en esta clase de personajes. También es en la que abunda un número inimaginable de charlatanes y falsos encantadores de serpientes que aprovechan una circunstancia histórica atípica para sobrevivir en ese gran mercado persa. No quiero decir con ello que todos esos personajes, escuelas, sectas, nuevas religiones, tendencias y tradiciones sean falsas; todo lo contrario, en ese gran zoco encontramos de todo, pero hemos de saber elegir, debemos saber escoger entre lo falso y lo verdadero, o como mínimo, lo que sea más próximo a una verdad.
Ante todo tenemos el fenómeno denominado New Age o Nueva Era, un movimiento que se inició en los años sesenta y hoy, tras pasar las puertas del tercer milenio, todavía colea por todo el mundo, aunque existen otras tendencias menos comercializadas y más serias que han surgido del seno de la New Age y de las que hablaremos en otros capítulos.
La Nueva Era, o New Age como dicen los más inmersos en este sistema, acoge a las tendencias serias pero también a desaprensivos. En estas últimas décadas el concepto de Nueva Era y algunos de sus explotadores comerciales sin escrúpulos, están creando gran número de neuróticos/as y secuelas enfermizas entre muchos incautos. No se ha podido evitar que entrasen en la estructura de la Nueva Era personas que no defienden el respeto a la mente, no entienden lo que significa su evolución y están muy alejados del proyecto de reencuentro espiritual de todas las Tradiciones y la verdadera búsqueda de nuestra consciencia.
Quiero empezar por hablar de esos seguidores de la Nueva Era que se creen el “Jedi”, o “Obi-Wan Kenobi”, y de los nuevos paradigmas y conceptos que están dejando obsoleta esa «vieja nueva era».
El zoco de los falsos maestros.
Empezaremos por esos maestros que surgen por doquier. Hubo un tiempo, -que al parecer comienza a desvanecerse- en el que levantábamos una piedra y aparecía un maestro de la Nueva Era. Como dice Jean Klein «un verdadero maestro no se considera un maestro, y no considera que su discípulo es un discípulo. Cuando ninguno de los dos se considera algo, puede haber un encuentro, una unidad. Y en esta unidad se realizara la transmisión». Sirva esto para ayudarnos a calibrar a las personas que imparten enseñanzas y conocimiento.
Todo ese mundillo de «maestros» me recuerdan a aquellos personajes que salían en la novelas de Graham Greene – falsos espías, cónsules honorarios, propietarios de hoteles ruinosos -, pero aquí son falsos brujos, chamanes y maestros, pseudo-nostradamus con todas sus profecías bajo el brazo, propietarios de centros obsoletos, todos personajes que parecen salidos de las páginas de «Alicia en el País de las Maravillas»…todos criaturas sometidas a los caprichos de sus propios egos. Aprendices de brujo incapaces de creer lo que ellos mimos invocan. Seres con tantas vivencias ficticias que el varón Von Münchhausen es un narrador de tercera categoría a su lado.
Lamentablemente toda esta fauna ávida de espíritus ingenuos cargados de inquietudes está haciendo daño mental a muchas personas. Estos pseudo maestros, magos, adivinos, etc., viven y se están aprovechando de gente que está sola, que hace tiempo dejaron de ser felices, asustados, confundidos y bloqueados. Gente que vive momentos críticos en nuestra sociedad y precisa una correcta orientación a sus inquietudes.
Una mayoría de esos maestros dicen que quieren ayudar a la gente, pero lo que de verdad les mueve, es el miedo a perder el control sobre sus discípulos, personas que han depositado su confianza en ello. Discípulos que generan – en deterioro del alumno – una mejor calidad de vida a sus maestros, mientras se encuentran cada día más sometidos y atados. Seguramente un día se les juzgará por sus mentiras y manipulaciones, y también por sus ambiciones particulares camufladas en grandes egos.
No podemos olvidarnos de esa invasión de dudosos psicoanalistas, terapeutas y chamanes venidos del continente americano que han aparecido en nuestro país, así como asiáticos que dicen pertenecer a «nobles» monasterios perdidos por el techo del mundo. Y con ello no quiero decir que todos los sudamericanos y todos los asiáticos sean unos charlatanes y buhoneros, ya que como veremos más adelante importantes corrientes de conocimiento esotérico y espiritual están viniendo de esos continentes con maestros que confluyen todas las características necesarias para ser creídos, o por lo menos portadores de un conocimiento enriquecedor.
Primero vinieron de Sudamérica los «psicoanalistas” todos eran expertos psicoanalistas freudianos, hasta que descubrieron que en Europa ya habíamos superado a Freud y nos encaminábamos por tendencias más acordes con Jung, Maslow y Assagioli y que el psicoanálisis estaba “demode” en nuestro continente. Luego vinieron los coreógrafos a enseñarnos la psicodanza, precisamente en un continente dónde desde las danzas frenéticas de los ritos coribánticos griegos hasta la evocación de círculos como la sardana dedicados a la diosa Cerda, no han hecho otra cosa que enseñarnos a danzar para transcender. Hubo otra época que todos los «maestros» que venían de Sudamérica eran reputados «terapeutas», que nos hablaban de «entrenamientos» y «métodos» y aportaban la novedad del eneagrama en la tierra que apareció por primera vez esta técnica de la mano y las enseñanza de George Ivanotvich Gurdjieff; nos enseñaban técnicas de terapia de grupo cuando ya estábamos trabajando en las experiencias transpersonales de Grof y las técnicas de trabajo conjunto de Carl Rogers. Ahora todo lo que viene son chamanes, con dudosos rituales sacados de las espesas junglas y sesiones de ayahuasca en las que endosan a los incautos algarrobas molidas en agua con un par de pastilla de MDMA (éxtasis). Nos traen el chamanismo a un continente con raíces druídicas de claro origen chamán, y donde posiblemente no tenemos ayahuasca y peyote, pero producimos amanitas muscaris y una herboristería alquímica de reputada tradición; y donde el chamanismo es estudiado a nivel universitario por antropólogos y psicólogos.
Más detalle e información sobre el libro en:
http://www.devecchi.es/libros/libro.php?id=4060&l=La+caja+de+pandora&t=Mundo+paralelo&a=Riba%2C+Pedro&e=De+Vecchi&c=Parapsicología&idt=8