La civilización Occidental estuvo mucho tiempo influenciada por la versión que la antigua Grecia atribuía a la enfermedad. Los griegos consideraban la dolencia como consecuencia de la influencia nefasta de los dioses, los demonios o los héroes. Esta influencia aún se prolongó a través de muchos años después de la desaparición de la civilización griega y la caída de Roma. Había sufrido transformaciones y se veía afectada por la influencia del cristianismo. Había un Dios que castigaba y, a veces tal y como amenazaban los clérigos del medievo, este castigo divino era debido al mal comportamiento de los hombres. La enfermedad, vista desde este punto de vista llegaba a aceptarse con resignación, era una forma de expiar los pecados cometidos.