La al-qimiya o alquimia fue introducida en el cristianismo en la Edad Media en 1144 por el inglés Robert de Chester que estudió en la España sarracena y sufí, traduciendo unos textos árabes en los que se trataba de esta enseñanza desconocida en el mundo latino. Así, Occidente accedía a un conocimiento de la química más esotérica dentro de un sistema de desarrollo espiritual o mental, dándose los primeros pasos dentro de la investigación química bajo un contexto de iniciación interior. Más tarde el materialismo y los racionalistas convirtieron la alquimia en la precursora de la actual química, separando al hombre y su espíritu del experimento con las materias de la naturaleza. Afortunadamente hoy podemos encontrar en la mezquita de Marrakech una cátedra en la que aún se enseña la alquimia.