Los primeros egiptólogos que investigaron el uso de las pirámides no dudaron en atribuir a estas construcciones un uso funerario. Todo parecía indicar que su construcción tenía como objetivo albergar los cuerpos momificados de los faraones. Sin embargo este hecho, en parte cierto, no podía justificar el gran sacrificio de cientos de miles de ciudadanos en la construcción de un simple mausoleo, sobre todo si consideramos que, a la luz de los últimos descubrimientos históricos, los obreros de las pirámides no eran esclavos, sino ciudadanos voluntarios que trabajaban tres meses al año para elevar aquellos templos cuyo significado era más importante que el que le atribuimos ahora.