Cultura diabólica.
El diablo es una metáfora universal. Es la personificación del mal. Como Dios es el símbolo de todo lo extraordinariamente bello, gratificante y adorable, el diablo es el símbolo de todo lo extraordinariamente feo, doloroso y detestable. Judas y Hitler fueron dos personas diabólicas. Uno, por haber entregado con un beso traidor a Jesús. El otro, por haber entregado a millones de judíos a los hornos crematorios. Jesús de Nazaret fue, en cambio, un hombre divino. Pasó por este mundo haciendo el bien, de una forma gratuita, indiscriminada, valiente, ejemplar y espectacular. Satanizar y divinizar comportamientos humanos son dos formas de mitificar. En la literatura bíblica, ¿aparece Satán siempre como adversario y enemigo de Dios? No. La mayoría de las veces, aparece como colaborador de Dios; como instrumento de éste, para poner a prueba la virtud humana y para castigar la maldad de los hombres. En las religiones del mundo, ¿aparece el diablo siempre como ángel caído, como agente de maldad, inferior a Dios? No. En el dualismo persa, hay dos deidades, iguales en poder: Ormuz y Arihmán. Una, es el Dios del bien y de la luz. La otra, el Dios del mal y de las tinieblas.