Las primeras noticias que se tienen sobre el conocimiento astronómico se atribuyen a los Caldeos, unos 4.000 años antes de Cristo. Este pueblo, alentado por sus creencias astrológicas, acumuló durante siglos un gran número de observaciones que les permitió conocer los periodos de revolución del Sol, la luna y los planetas visibles. Siglos más tarde, los sabios griegos, se convirtieron en grandes observadores de la bóveda celeste realizando grandes descubrimientos. Tales de Mileto, estableció las causas de los eclipses y Aristarco de Samos llegó a calcular el diámetro del Sol y la distancia que lo separaba de la Tierra.